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EDUCACIÓN, LIBERTAD Y ANARQUISMO: UN SUEÑO O PESADILLA A FUTURO



Desde tiempos inmemoriales, el tema de la libertad fue un hecho discutible, importante y cambiante, incluso en épocas de inicios del pensamiento político y filosófico como; por ejemplo, Aristóteles en Grecia, que sin suponer lo que a futuro representaría este término, le hacía alusión de manera cósmica pero con una gran relevancia en la vida de cada individuo de la polis. En adelante, se luchará por hacer valer, civilmente, lo que la libertad comprende y las capacidades que otorga, por modelos, tenemos la revolución Americana y Francesa, en especial la última debido a que por dicha revolución se disolvió las formas del antiguo régimen. Por consiguiente, se tuvieron que elaborar nuevas formas de gobierno en las que, los encargados de ostentar el “poder”, respeten e impongan la libertad de cada uno de los individuos de su sociedad. Sin embargo, estas nuevas formas de gobierno se vieron corrompidas por quien dispone del poder. Eso es lo que plantea el autor de tan criticado libro, incluso llegando a desacreditar el socialismo Marxista. En Estatismo y anarquía, menciona Bakunin (1873): “No hay que darles ni a ellos ni a nadie el poder, porque al que está investido de un poder se volverá, inevitablemente, por la ley social inmutable, un opresor y un explotador de la sociedad” (p. 93). Por lo tanto, lo que propone Mijaíl Bakunin es Anarquía, exaltar la voluntad del hombre y que coincida con la de otros, para que nada se oponga a que todos ellos, individuos libres, que se asocien en un grupo libre, cuyos deseos y voluntades puedan, sucesivamente, realizarse mediante asociaciones libres con otros grupos sin la necesidad de un estado. De modo que sugiere la erradicación del estado, por lo tanto, estaba en contra del estatismo. Ahora bien, en nuestros tiempos la anarquía es considerada sinónimo de destrucción y barbarie, pero entenderlo de esa forma sabiendo lo que promueve como ideología produce muchas dudas, unas a favor y otras en contra. A continuación, se analizará por qué la anarquía de Bakunin es comprendida como una utopía, ya que en la práctica desemboca en violencia.

LA NEGACIÓN DEL PODER es el primer factor que falla en lo que se plantea Bakunin y en general todo el anarquismo. El poder no solo es un ente que emerge de nosotros, es además parte de nosotros y nuestras relaciones. Del mismo modo que lo entendía Foucault, es una relación de energías, el individuo está enlazado e ingerido por relaciones de poder, no puede ser considerado independientemente de ellas. Por lo tanto, el poder, al ser resultado de relaciones de poder, está en todas partes. Entonces al negar su existencia, se debe negar la existencia de cada individuo, lo cual no tiene sentido alguno al ser este un movimiento social. Aun así, Bakunin lo expresa explícitamente: “Tales son las convicciones de los revolucionarios sociales y por eso se nos llama anarquistas. Nosotros no protestamos contra esa denominación, porque somos realmente enemigos de toda autoridad, porque sabemos que el poder corrompe tanto a los que están investidos de él como a los que están obligados a someterse” (p.94). Son enemigos de la autoridad, pero nuestro autor no se hizo la interrogante de por qué existe la autoridad, parece no haber entendido la teoría del contrato social.

Es cierto que desde antes y en muchos lugares los gobernantes abusan del poder otorgado por el pueblo, un ejemplo claro fue la república francesa con Robespierre (1793-1794). Aunque su gobierno del terror no fue con intenciones egoístas y de beneficio propio, sino por protección de la misma Francia. Fue motivado a usar el poder de manera oscura debido al temor que Francia evidenciaba por los ataques internos y externos que recibía constantemente en tal época. De tal forma, no es que el poder haya degenerado las intenciones de Robespierre, al cual no se trata de eximir, pero se ha de admitir que era necesario usar de esa forma el poder por las circunstancias en las que se hallaban. Ahora bien, contextualizando el tema a nuestros tiempos, exactamente a nuestro país Perú, el corrupto no es el poder, sino, en cambio, los elegidos por el mismo pueblo. Estos individuos actúan de manera incorrecta a pesar de la confianza de millones de personas, utilizando el poder para sus propios fines e intereses. Es más que obvio que en nuestro territorio nacional existe una élite de la cual no nos podemos librar de modo que afectan el derecho de todo ciudadano a postular a altos cargos públicos más allá de su estatus económico. Es esta misma élite la que trata de mantener a las personas de “clase baja” en su pobreza matutina, negándole el principal recurso, o dándole lo mínimo de educación.

LA EDUCACIÓN es otro de los factores que, aunque no es muy mencionado en Estatismo y Anarquía, es de gran significación para que la anarquía funcione puesto que la gran revolución debe ser acción de la masa campesina, pero ¿Qué clase de educación tienen? Si se les deja a su libre albedrío cómo podrían funcionar en conjunto, si la educación es limitada por parte de los gobernantes para, justamente, mantenerse en el poder ¿Como resultaría que la idea de dejarlos a su libre decisión los lleve a la felicidad? Entra aquí pues la educación sistematizada, la cual convierte las generaciones de alumnos en robots de imitación debido a que educan lo técnico más no el alma libre o, en su variante, genera seres que ni siquiera la educación secundaria podrían terminar. Es justamente la falta de educación ética la que lleva a las personas a desviarse del camino correcto, en especial como servidores públicos. Es causa de tantas injusticias y construye un camino sucesivo de error tras error. Bakunin pensaba que la revolución del campesinado sería la mejor forma, no solo de abolir una estructura política dañada y envenenada, sino, también, de formar una sociedad más justa en la que no haya explotación de ningún ser que la conforme, de lograr la total destrucción de la “división de clases”. Asimismo, se halla un gran problema que, no solo se encuentra en la revolución propuesta por Bakunin, sino, también, se puede ubicar en la revolución francesa, es el problema de “poder en manos de alguien sistematizado pero no humanizado”. La humanidad es inherente al ser humano, está en nuestra esencia, sin embargo, por medios empíricos se le puede despertar y dar un cuerpo visible realizando acciones bondadosas, pero como explicaba Rousseau, la sociedad, ya contaminada, puede desmoronar de a pocos el alma libre de cada persona, por lo tanto, es necesario la educación para evitar, no solo la corrupción del uso de poder, sino, también, la secuencia de corrupción de las futuras generaciones. La revolución del campesinado sólo conseguiría libertad, sin embargo, eso no los convierte en hombres. Entonces ¿Qué seríamos con tanta libertad? Un retroceso, una vuelta en el tiempo al estado de naturaleza y estado de guerra de Hobbes, no porque el hombre sea lobo del hombre, sino, por el contrario, los causantes -la sociedad y el sistema- que nos controlaban anteriormente influenciaron lo que viviríamos por lo que ya vivimos.

De modo que LA LIBERTAD es otro de los factores con mucho valor que, asimismo, representa un gran causal en la variación de lo que postula Bakunin. Está claro que el fin de toda institución estatal es garantizar nuestra libertad, pero ¿Garantizarse frente a quien? Frente a los diferentes intereses, frente a las distintas perspectivas de distintas personas con diversas formas de pensamiento moral. El mundo es tan diferente que lo único que puede unir a las grandes masas de individuos, de manera muy cercana, son los principios generales de moral, como lo es la libertad, la justicia e igualdad. En eso podríamos coincidir con nuestro autor, sin embargo, ¿Dónde quedan las costumbres? La respuesta se encuentra en las tradiciones de cada pueblo en Latinoamérica, puesto que son de gran diferencia, debido a que europeos formaron la nueva América apartando a nuestros indígenas, aislando sus hábitos que en nuestra época sorpresivamente colisionan con la moral de otras personas. Por consiguiente, se generaría una discordia entre la libertad de hacer lo que deseas contra lo que es moralmente aceptable, mejor dicho, hacer tal cosa es ¿buena o mala? Es por eso que existe la autoridad, como un padre que intenta resolver las diferencias entre sus hijos, como un mediador. De nuevo entra en escena la educación, puesto que para emanciparnos de un estado controlador, debemos madurar individual y socialmente, pero eso es algo que se aprende, no solo en instituciones educativas, sino, también, con el ejemplo. Sin embargo, ya se explicó en líneas anteriores sobre la diferencia de tradiciones, que al parecer es un camino sin salida.

Finalmente, deberíamos comprender las ideas de Mijaíl Bakunin como una solución planteada frente al temor de la explotación de unos contra otros y a la corrupción de tantos gobiernos que mantenían el poder en su control para seguir explotando a las clases menores. Es por tanto, un sueño o plan a futuro más que una utopía que tal vez se puede conseguir con años de esfuerzo y dedicación, en especial con educación. Por consiguiente, es la educación garantía de la libertad, y por medio de esta se integrarán valores trascendentales como igualdad y justicia. Del mismo modo es con la libertad que se puede participar en lo que uno desee, incluidos cargos políticos que no se verán corrompidos por actos de alguien que tuvo una educación ética formidable, puesto que usara el poder otorgado por sus semejante de la manera más intachable y limpia. Como consecuencia, el pueblo, observando a su líder, se alineará a su imagen para así por fin emanciparse de todo el sistema que no se les haga ya natural.


BIBLIOGRAFÍA

  • HOROWITZ, Irving Louis. (1977). Fundamentos de sociología política. México: Fondo de Cultura Económica.

  • TOUCHARD, Jean. (2006). Historia de las ideas políticas. Madrid, España: Tecnos.

  • STRAUSS, Leo. (1993). Historia de la filosofía política. México D. F., México: Fondo de Cultura Económica.

  • CAPPELLETTI, Angel. (2006). La ideología anarquista. Buenos Aires, Argentina: Libros de la Araucaria.

  • ROUSSEAU, Jean-Jacques. (2004). El Contrato Social. Madrid, España: ISTMO.

  • BLACK, Bob. (2012). ¿Anarquía?. Santiago, Chile: Crimental.

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